Mini-Torneo de Fics Navidad Saint Seiya Foros 2014

El Sol brillaba tenuemente en el horizonte, dando aviso de un bellísimo nuevo amanecer en el mundo. Las  aves comenzaron a cantar, entonando sus naturales silbidos de siempre, con la alegría de siempre.

Los tonos anaranjados y azules del amanecer tocaban con suavidad el Santuario, en donde voces se reunían en un coro de preguntas e interrogaciones dirigidas a la Diosa Athena. El cosmo de los caballeros se concentraba en la Cámara de Athena y era acompañado por el cosmo de otros más. Era tan fuerte aquella esencia que había llegado incluso a las entrañas de la pequeña Mino, quien se hallaba en las fronteras del Santuario buscando flores para Hypnos.

―¿Pero qué es todo ese alboroto? ¡niños fuera de mi césped!(? ―dijo Mino tapándose los oídos y mirando en dirección al Santuario, ya que podía captar todos los murmullos que pronunciaban en el Santuario. Olvidándose de su propia identidad, Mino se quitó la armadura y caminó hacia el Santuario como una niña común y corriente.

Caminó y caminó sin que nadie notase nada de su cosmo, solamente le miraban con inquietud por su nada ordinario aspecto. "Bueno, soy hija de la Muerte. ¿Qué esperaban? ¿cabello rosa y ojos rojos? meh" pensaba ella mirando a quienes la observaban de reojo.

Luego de un par de minutos, llegó al fin a la casa de Aries. Supuso que le sería muy fácil pasar debido a su poder; sin embargo no fue necesario encender su cosmos, ya que por alguna razón el caballero de Aries no estaba en su casa. Siguió avanzando, dejando atrás la casa de Aries. Al salir notó que las columnas de mármol estaban adornadas con un sinfín de objetos que ella desconocía. Todo estaba rodeado de luz y de color, como si fuera preparado para una fiesta.

A pesar de su origen, Mino era una niña, y como tal no pudo evitar sorprenderse y sentirse emocionada por todos esos adornos. Miró hacia el frente y se dio cuenta de que todo el lugar estaba adornado. ¡Como no lo había notado antes!

"Pero, ¿para qué tantos adornos?" pensó Mino mirando su reflejo en una esfera amarilla como el Sol. Decidió seguir su camino, muy dispuesta a averiguar lo que ocurría. Entonces llegó a la casa de Tauro, y no pudo evitar sonreír al pensar en Aldebarán, que era un viejo amigo suyo.

Se introdujo en la casa de Tauro y notó que Aldebarán adornaba por dentro su casa, colocando esferas y escarcha de colores. Mino avanzó a paso seguro, mirando distraídamente todo el lugar. Entonces sin darse cuenta, avanzó de más y terminó chocando contra el fuerte cuerpo de Aldebarán.

―Ay mil perdones Alde... ―expresó Mino al ver que había hecho que se cayera una esfera. Éste la miró sonriendo y se encogió de hombros; ella no esperaba que reaccionara así. "Seguramente él no sabe que soy una Diosa, porque me conoció mucho antes de eso."

―No te preocupes Mino. ¿Qué te trae por aquí? pensé que estabas en Asgard con Thorleiff. ―dijo Aldebarán muy tranquilo y sin dejar de decorar.

―Bien... pues... yo... hace poco que decidí volver para ver algunos viejos amigos… vi que aquí se estaba armando mucho jaleo y... quería saber qué ocurre, ¿para qué tanto adorno?

―Pues para Navidad tontita, para qué más sino.

―¿Navidad? ―preguntó Mino pensativa.

―Si, Navidad. Faltan solo diez días para que llegue, así que pórtate bien si quieres regalos.

Mino se dijo a sí misma que no era buena idea continuar subiendo, así que le dio las gracias a Aldebarán y torció su camino para salir del Santuario. Le daba mucha curiosidad lo que ocurría en la Cámara de Athena, pero ya varios caballeros sabían de ella y no la dejarian pasar.

Emprendió su camino de vuelta, ya que tenía mucho qué pensar. Una vez atravesado el Santuario, se convirtió en una estela de luz oscura y regresó al Castillo en el Cielo.

Se sentó en la Sala de Ajedrez y se dispuso a pensar. Navidad. Nunca en su vida había escuchado ese término, y no tenía idea de qué lo relacionaba con los adornos y con lo que ocurría en la Cámara de Athena.

―¡KAGAHÓ! ―gritó Mino a todo pulmón. En pocos segundos, apareció el espectro de Bennu frente a ella.

―Si mi señora, ¿en qué le puedo servir?

―¿Qué es la Navidad? ―preguntó Mino con seriedad. Bennu parecía sorprendido por su pregunta.

―La... ¿Navidad? ¿no sabe usted que es? O.O

―PUES CLARO QUE NO IDIOTA ―dijo Mino alzado la voz y haciendo un sonido de idiota con la garganta. ―POR ESO TE ESTOY PREGUNTANDO 7.7

―Bueno pero no se enoje T.T ―Bennu se aclaró la garganta y carraspeó, como intentando averiguar las palabras para explicarle. ―Mire, la Navidad es una fiesta que celebran los humanos cada 25 de Diciembre, colocan un árbol y lo adornan con muchas luces y esperan la llegada de un hombre al que le dicen "Papá Noel" que les trae regalos a los niños que se portan bien.

Mino se quedó pensativa. Le agradaba la idea, pero ¿qué hacía una bola de huev... adultos en el Santuario preparando una fiesta como esa?

―¿Y eso es todo lo que hacen?

―Una noche antes del 25 preparan una gran cena en la que "todos deben estar unidos" y hablan durante horas sobre vaya usted a saber qué   . Después se duermen, al despertar abren sus regalos y ya, ¡vuelven a ser los mismos desgraciados que fueron todo el año!    

Mino se quedó pensando una vez más. Le agradaba la idea de recibir regalos (¿y a quién no?), pero se suponía que debía tener un carácter duro y podrido como todos en el Inframundo. No es que no les gustara divertirse, porque sabía que varios lo hacían, incluso el mismo Hades era una persona divertida, pero no podía solo ir y sugerirle una fiesta tan ñoña al Rey del Inframundo. Sin embargo, estaba aún de parte de los regalos. "¡Ya sé! le puedo hacer un regalo a Hades, después de todo, es como mi abuelo" pensó ella con una sonrisa.

―Bien Bennu, ya puedes retirarte.

―Si mi señora.

Bennu salió volando y Mino se quedó sola, pensando. ¿Qué podría regalarle a un Dios como Hades? no es que pudiera llegar con la primera cosa que se le ocurriera y decirle ¡Hey, feliz Navidad Hades, te regalo una esclava (cofcofnoviacofcof)!

Pensó y pensó exhaustivamente durante minutos, intentando hallar un regalo adecuado.  "Una armadura, una espada, un ajedrez, un instrumento, una novia, una muñeca syst... digo, digo, un muerto… ¡no se me ocurre absolutamente nada!"  pensó Mino arrojando lejos las figuras de vidrio que descansaban sobre el tablero de ajedrez. Miró en dirección de las piezas y notó que la reina estaba destrozada.

Y entonces le vino una idea a la cabeza.

―¡Eso es!  ―dijo con euforia, evidentemente complacida con su idea. ―¡Le regalaré la cabeza de Athena! *-*

Su idea era espeluznante incluso para ella, pero sabía que era lo que más quería Hades. Además, estaban cerca de la Guerra Santa, qué mejor regalo que la victoria sin haber luchado.

―Es una estupenda idea, fingiré ser una aspirante normal y haré que Tauro me lleve a la Cámara de Athena. Una vez ahí, esperaré a que Athena se distraiga y entonces ¡BAM! ¡adios cabeza, señorita Athena! (inserte imagen de una chica con metralleta aquí ↓).

Mino sonrió pensando que era un plan excelente. El único problema es que por dentro se sentía un poco mal; Athena nunca le había hecho nada. Sin embargo, disipó esos pensamientos, recordando que uno de sus caballeros había sellado a su padre para siempre. El enojo y el dolor de ese recuerdo pudo más que su "lado bueno" y decidió llevar a cabo su plan.

―Disfruta tus preparativos, querida Athena, porque no vivirás para cuando la Navidad llegue *risa malvada*  ―dijo Mino estrechando sus grandes ojos amarillentos y sonriendo a las anchas, poniéndose de nuevo su ropa de aspirante, lista para viajar al Santuario y tomar la cabeza de Athena para arruinar la Navidad(?.

Eran vísperas de navidad y ya era de noche ya, en la nieve más espesa había una casa  esta se mantenía arreglada de una forma muy peculiar, guirnaldas y luces navideñas la adornaban, aunque no había nadie alrededor, pasaban aquí las vacaciones, lejos de todo, dentro de ella había un joven rubio, terminaba de poner la corona a la entrada de la casa, este maldecía una y otra vez, se había golpeado con el martillo más de una vez el dedo y el último golpe basto para que se rindiera y entrara a la casa nuevamente, cerrando fuertemente la puerta. 

Una mujer de cabello castaño, ojos azules le observaba maravillada por lo que acababa de presenciar, una sonrisa se dibujaba perfectamente en su rostro, camino hacia él y esta lo envolvió en un profundo abrazo ― Gracias por hacer esto, aunque no creas en ello ― dijo la joven mujer, la cual seguía maravillada por tal situación. Este la envolvió en sus brazos, besando su frente ― Todo sea por hacer a mi familia feliz ― no tenia los mejores recuerdos de estas fechas pero por ellos haría una excepción.

Se mantuvieron un momento abrazos, en silencio, pero de un momento a otro este silencio se perdió por disputas de dos pequeños niños, un pequeño alrededor de 7 años de nombre Alec, corría presurosamente hacia los brazos de sus padres mientras era seguido por un niño más pequeño que tenía entre 3 y 4 años, en ese mismo momento fue reprendido por su madre ― Dominic deja de molestar a tu hermano ― espeto esta, la escena era tan divertida, no cambiaría nada de esto, miraba a su joven esposa y sus hijos, sonrió un poco más y se apresuró a hacer algo antes de que ella se enojara en verdad y arrasara con los tres, tomo rápidamente entre sus brazos a Dominic ― Que hacen par de .. ― fue interrumpido por la mirada agresiva de ella ― niños buenos ― término la oración, camino hacia ellos con el niño en sus brazos,  en ese momento sintió un cosmos algo diferente, conocía muy bien de quien se trataba ― No me dijo que vendría ― bajo rápidamente al niño de sus brazos y salió al encuentro esperando que llegara, también conocía el cosmos de los demás que querrán pensó.

Al salir vio a Endymion, el cual lo llamaba padre, más bien era un hijo adoptivo para él, siempre había cuidado de él, aunque su madre fuera la Diosa de los siete Mares, siempre había necesitado una figura paterna y eso lo fue para él.

― Así tratas a tu padre, aparte qué los trae por aquí ― dijo al verlos ― No deberían de estar en el Santuario ― los reprendió, aunque Moss era el más viejo en edad era el más inmaduro y para variar Endy solía seguirlo en todas sus babo-aventuras― No quieren pasar, estoy con mi familia ya saben ― comenzó a jugar con su cabello en un tono bastante despreocupado. En ese momento salió el pequeño Dominic y se resguardo detrás de su padre observando a los visitantes.

Espero un momento y vio lo que llevaban en las manos, sin duda alguna estaban planeando pasarlo en grande, supuso que Atenea también había hecho lo mismo, su loca y jovial hermana de seguro había convertido el Santuario en toda una villa de Santa Claus, en ese momento se le vino algo a la mente ― No será Endy que estas planeando encontrar otra vez a Santa Claus ― lo miro fijamente, él sabía muy bien de esa obsesión que él había tenido en el pasado, respiro profundamente y solo dijo ― Vallan al Santuario, los veo allá todavía tengo que arreglar unas cosas, aquí ― dijo rápidamente, regresando a ver al caballero que los acompañaba ― Por favor hazte cargo de ellos ― lo miro rápidamente mientras cargaba a su pequeño hijo, sabía muy bien que él era el único que podría controlarlos un poco.

Dejo que se marcharan y volvió a la casa, sabía que tenía que regresar al Santuario, presentía que algo malo iba a pasar, pero no sabía que tan malo, ahora su único problema era si tenía que llevar a su familia con él o pasar otra navidad sin ellos

Novena casa del Santuario Griego de la diosa Athena, Sagitario.

Sumido en sus pensamientos en contra de la navidad, Sirius Black de Sagitario se encontraba aún de pie en la entrada de la casa que protegía con su vida.

-Lindas ideas se les ocurren a las gentes en este santuario, Athena haciendo celebraciones a dioses paganos... más que una diosa, parece una loca... espero que el resto de los dioses no se enteren, o tomarán represalias en nuestra contra... por otro lado está Endy con su interminable odisea de ir en busca de Santa Claus, por segundo año consecutivo vino a pedir mi ayuda... creo que el pasar de los años me ha vuelto más serio de lo normal...- decía Sirius Black dentro de su locura persona. En pleno atardecer el dorado de Sagitario se mantenía firme a sus ideales, con mucha convicción, decidió ir a dar término a las celebraciones de la diosa Athena, alguien debía detener todo aquel desorden que estremecía al santuario entero.

De un momento a otro la tranquilidad de la novena casa se veía perturbada, un pesado ruido de pasos se escuchaba en la larga escalinata que provenía desde la casa de Escorpión. Un gran resplandor de cosmos dorado comenzaba a mostrarse bajo la mirada atonita de Sirius Black.

-Lo veo y no lo creoooo!!!... que felicidad verte mi amigo!!! , bienvenido seas Aldebaran de Tauro!!!...- gritó a los siete vientos el caballero de Sagitario mientras una imponente figura de dorada armadura e imponentes cuernos se hacía presente en la entrada del noveno templo.

-Mucho tiempo sin verte Sirius Black, era de suponerse que serías el único caballero que se mantendría en su puesto durante las celebraciones de Athena... yo creo mi estimado Sirius, que quizas ya es tiempo de que dejes de ser tan correcto y vayas a celebrar con el resto de los dorados ... jajaja!!!...- dijo con voz calmada el gran e imponente guerrero al que todos conocían y amaban, el poderoso Aldebarán.

Sirius se quedo un rato observando al dorado de Tauro que seguía parloteando sobre las felices fiestas y la paz mundial, y la diosa Athena que adoraba dioses paganos y bla, bla, bla... hasta que en un instante y cosmos  extraños pudo sentirse tras el caballero Aldebaran. Una pequeña niña hacía compañía al gigante dorado, era de imagen un tanto extraña y parecía no despegarse de la gran pierna que la tapaba por completo.

-Que onda Aldebarán!!! para donde llevas ese juguete viviente que se esconde tras tu pierna jajaja???...- dijo Sirius burlescamente al gigante.

-Siempre con tu humor irónico Black, no te burles de ésta pequeña aprendiz de caballero que quiere conocer a Athena... no me digas que no le permitirás pasar libremente por tu casa a esta ternurita :3!!!...- dijo con voz de CENSURADO el dorado de Tauro a Sirius, mientras con ambas manos levantaba a la pequeña y se la mostraba con ternura.

Una gran sorpresa se llevó el caballero de Sagitario cuando al estar frente a frente con la pequeña niña, un brillo carmesí fue despedido desde la mirada más malvada que jamás en la vida se había visto por el santuario. El dorado protector de la novena casa se hizo hacia atrás un par de pasos con mucho susto y con los ojos cerrados. Al volver a mirar a la niña, Sirius solo vio una tierna cara y escucho una suave voz que le decía:

-" Quiero conocer a Athena "...-

Paralizado por la anterior experiencia, Sirius movió su cabeza de lado a lado espabilando su alma y retomando su conciencia. Lentamente observó a su amigo Aldebaran marcharse junto a aquella extraña visita que había llegado al santuario, ahí había gato encerrado. Sin tomarle mucha importancia a lo sucedido, el dorado decidió seguir el consejo de Aldebaran y extendiendo su cosmos hacia el infinito con su imponente presencia dorada, adornos de mil colores y alegrías, taparon por completo la casa de Sagitario con el espíritu de la navidad.

-Bonito espectáculo el tuyo Athena, no podía esperar menos de una diosa que celebra fiestas paganas... quizás debieras preocuparte de lo que andan o no andan haciendo tus caballeros jajaja... o de lo que está por venir, y creo que no soy el único que ha venido de forma especial a ver como andas ebria por ahí... o me equivoco Cisne!!!...- dijo irónicamente Sirius Back que llegaba apenas a incorporarse al gran vacile que se había armado.

-Algo me decía que tenía que venir al Santuario... desde Siberia podía oler que aquí se tramaba algo extraño...- terminaba por decir el caballero de Cisne, Soulkeeper.

Sirius Black se unió a Soul en su llegada y ambos se preparaban a esperar aquello que presentían, estaba por ocurrir.

-Me parece maravilloso verlos aquí reunidos amigos!!! que todos hayan venido a celebrar navidad es algo fascinante!!! celebremos todos juntos la alegría y la paz de la navidad!!!...- celebraba Aldebaran de Tauro cuando de un escalón a otro de la gran escalera hacia la cámara de Athena comenzaba a mostrar su imponente figura dorada que en un par de segundos comenzó a desplomarse sin sentido en la entrada del gran salón, dejando a la vista tan solo a su pequeña acompañante.


-Que bonito tienes decorado este lugar Athena, y que bueno que todos tus esclavos... perdón... caballeros, est´´an aquí reunidos... así pueden morir juntos como hermanos ...- acotaba la pequeña niña que acompañaba tiernamente a Aldebaran.

-Ya se me hacía raro que el toro viniera acompañado de una niñita, a ese le gustan maduras xD!!! ... ya en serio, que onda vaguita!!! a que viniste en costillas del toro hasta la cámara de Athena!!!...- dijo Sirius Black mirando con tono gracioso a la criatura que acompañaba a Aldebaran y que lo había noqueado también.

-Yo vine aquí por la cabeza de Athena, que mejor fiesta que la Navidad para acabar con ella de una buena vez por todas... o no creen que es el plan más maravilloso del mundo??? ... ah y para información de ustedes caballeritos, soy un dios también... soy el dios de la muerte :3...- terminó por decir la pequeña niña que de a poco comenzaba a transformarse en la diosa de la muerte, de una dulce  niñita se convertía en una fría y poderosa chica prematura y loca por la muerte.

-No te dejaremos cortarle o rebanarle o arrancarle el cráneo a la borracha de Athena que anda por ahí xD, así que prepárate diosa de la muerte!!! esta navidad no habrá regalo para ti!!!...- le gritó Sirius a Mino mientras tensaba el poderoso arco y la flecha dorada que se dice, puede arrebatar la vida de los dioses y se preparaba a disparar.

-Ya veamos por donde partimos a buscar a Santa, ya quiero sentarme en sus piernas y pedirle la PS4 que necesito para jugar en el santuario, yo y Kurama tenemos unos PES pendientes ajaja...- sonreía contento Endy que no quería otra cosa que encontrar a Santa. Por otro lado Moss se había sentado en un rincón de la parada de autobuses a probar un poco del encarguito verde y el kilo de harina que le habían dado a cambio de ir en el viaje.

Baco-Mino-Andromeda lucero -Endy- Santa

Los sonidos de los pasos aumentaba  a medida que el tumulto de sombras se aproximaba a la antesala del salón patriarcal. Uno de los exploradores, aparentemente un santo dorado, se acercó a la entrada. Con mucha sigiles abrió la gran puerta buscando en su interior la presencia de alguien. Su miedo hizo que su misión se tornaran más lenta provocando la desesperación de sus compañeros. Uno de ellos empujó al dorado quien con bastante gracia cayó abriendo abruptamente las puertas del salón real.

-Pero, ¿Qué es este alboroto?

Una onda de luz azulada tumbó a los intrusos contra la pared de mármol. Cada uno cayó encima del otro creando una pila humana. Baco de cáncer, quien se encontraba dentro de la recamara real, había provocado aquel ataque para con los intrusos.

-Acaban de arruinar mi flamante árbol de almas que me costó elaborar!!! su ruido espantó a la gran alma dorada!! (un espécimen muy extraño de alma) y ahora me toca volver a comer 150 cajas de cereal para ver si me vuelve a salir!!

El árbol de navidad yacía en medio del salón. La alma dorada había desaparecido dejando al árbol con la tonalidad azuladas de las demás almas que jugaban el papel de luces. Baco caminó a un extremo del gran salón sacando de una caja un gran bate de oro puro. Con una expresión psicópata, se dirigía hacia el grupo de guerreros quienes empezaban a temer ante las intensiones de baquito.

Desde la lejanía la pequeña mino pudo sentir el canto de la alma extraviada. Esta corrió hacia un punto de la recamara y antes de poder escuchar los primeros gritos de la masacre que el santo de cáncer iba a desatar, la pequeña tomó el alma dorada portándola en su brazo derecho. El gran poder formó una honda expansiva mandando a todos los guerreros directo al suelo. La pequeña se dirigió hacia ellos.

-Entréguenme a Athena y solo sus traseros saldrán heridos. Niéguenmela y arruinaré su estúpida y sin sentido para mi, navidad.

Todos los guerreros comenzaron a cuestionarse entre si. Cada quien proponía un plan de ataque mientras otros estaban a favor de ceder ante la petición de la pequeña malcriada. Entre los murmullo la figura de Andrómeda de lucero se levantaba para dirigirse hacia la pequeña deidad.

-Lo siento, pequeña. Nosotros solamente estamos para cumplir una misión de ir a encontrar a santa Claus y poder llevar muchos regalos a los niños más..

Un gran rayo de poder salió del brazo de la pequeña mino hacia Andrómeda quien instantáneamente cayó calcinada. Su cuerpo convulsionó unos cuantos segundos antes de quedar tiesa y apestosa.  Mino se puso firme, mostrando una pierna y apuntando con su arma hacia los demás guerreros.

-Y que mismo tíos, me vais a dar a la hooker (google it) o tendré que freírlos como a esta boluda?

El miedo tomó el control de los guerreros desatando un caos de terror. Todos comenzaron a correr en círculos con las manos alzadas mientras gritaban de una manera muy femenina y humillante. Mino sin soportar tal escena, cargó su arma y disparó hacia los guerreros. El rayo colisionó ante el bloque de almas que había formado Baco. Mino elevó la potencia del rayo provocando que la colisión entre poderes comenzara a envolver toda la recamara. Los guerreros acompañados de Baco se refugiaron detrás de él brindándole sus barras y energía.

-Pues tía tu estáis más loca que Moss en tanga. No te vamos a dar a athena. Así que fuck off!!

La pequeña mino soltó un grito de orgullo desatando aún más el poder de la alma. La fuerza de colisión comenzaba a destruir el entorno de la recamara. El poder se desbordaba comenzando a soltar más rayos de energía lastimando a todo a su alcance. Mino trató de apagar el arma, pero su brazo no respondía.  En un acto por apagar, la pequeña comenzó a dar vueltas y agitando su brazo logrando solo empeorar la situación. Todos corrían buscando refugio y huyendo de los rayos dejando a una pobre mino en llanto desatando sin control  rayos de poder.

Todos quedaron detrás del árbol de navidad de almas. Mino, cegada por el alcoholismo y las drogas que había desatado tal desastres, dirigió el rayo inconsciente (inconsciente?? Inconsciente mis nalgas!!) hacia el árbol. El poder se disparó y un rayos se dirigió a acabar con los pobres e inútiles guerreros. Un resplandor detuvo el ataque fulminante mandando a todos a volar (si. Otra vueltita más). Todos se levantaron y vieron atónitos la presencia de una armadura poco extraño. Recubierta de un material rojo brillante y blanco.  Endy soltó un grito muy afeminado y de emoción.

-La armadura de….santa!!!!

La armadura reaccionó ante la vocecita de endy desprendiéndose. Una figura robusta y alta se presentaba portando la armadura roja y blanca. El hombre, de una edad aproximadamente muy alta. Detuvo el desorden. El rayo seguía disparando, siendo él el que lo recibía.

-Ustedes me buscaban?

Todos asintieron con el temor de que el rayo traspasaría la armadura de santa y mataría a todos los presentes. Santa sonrió de una manera como lo ven en las publicidades de Coca-Cola y con un soplo de su gran boca mando a volar a la pequeña mino con todo y rayo. Un especie de abertura se había formado por detrás de santa, el cual mostraba un ambiente diferente, donde solo se podía apreciar copos de nieve cayendo. Cada uno parecía tener un color distinto.

-Solos los que tienen fe y verdaderamente ingenuos pueden provocar que yo me aparezca. Sé que no se han portado bien y aunque alguno de ustedes tan solo quiso robarme mi armadura,  vine a rescatarlos.

Un hueco se formaba en el estomago de santa producto del rayo. La armadura comenzaba a desquebrajarse mostrando el cuerpo herido del hombre. El portal detrás de él absorbía todo el destrozo de la escena. Santa mostró una sonrisa a los guerreros.

-Tranquilos, siempre doy mi vida por el quien lo necesite. Tan solo es cuestión que me llamen y yo vendré. Ahora es tiempo de regresar.

La presencia de santa desapareció mostrando a la pequeña mino inconsciente. Su brazo dejó de brillar mostrando el alma dorada ante la presencia de todos. Baco se acercó a ella y la volvió a colocar al tope del árbol el cual desprendió un brillo sublime. Todos se acercaron y al ver que habían encontrado la armadura de santa y acabado con los perversos planes de la pequeña loca mino, todos se sentaron alrededor del cuerpo calcinado de Andrómeda lucero. Sacaron una funda de malvaviscos, tazas de chocolate y amenamente comieron usando el calor del cuerpo de la amazona achicharrada.






Las risas invadieron la destruida cámara del patriarca y aunque ustedes se preguntaran porque nunca apareció athena para llorar y hacer el drama de siempre para salvar al mundo, lo importante es que un pequeño grupo de guerreros se habían juntado para recordar que habían sido salvados por el que se dice ser el protector de la navidad. El que lleva el regalo a cada vida y por el que siempre estará cada vez que cierres los ojos y lo llames. Allá, donde los copos siempre caen y son de un color único.


Navidad.

Feliz.